jueves, 24 de febrero de 2011

Reflexión: Día 4


Delimitaciones que nos proponemos a nosotros mismos, límites que nos imponen otros. ¿Por qué hacer de la linea un límite y no una unión entre espacios? La psicología de ruptura como fuente de la propia ruptura, una autoalimentación de separación, de impotencia de acceso mental, corporal, cognitiva.
El marco como delimitación de una ventana por concepciones de la pintura de hace demasiados siglos, y definición del formato cuadrado rectangular como soporte del contenido visual.

Dentro, fuera, conceptos relativos que hablan de la posición del propio individuo que las reproduce. Margina y desprecia todo lo que la linea separa de él mismo. No conecta con ello a no ser que exista una linea perpendicular que atraviese la misma linea que lo separa. Demasiado fácil para no conectar un lado con el otro. Lo que no entiendo es cómo acabó siendo así, hasta dónde puede llegar el corte que produce, que puede ser infinito o cerrar una forma que acaba teniendo identidad propia con respecto al resto del mundo.
Linea creadora de identidad, creadora de cuerpo, de unión, separación y modificación del espacio en plano o tridimensional a partir de algo tan irrelevante en ocasiones.

Un grafismo en una mesa, a veces no dice nada, no hace nada, está inerte, está ahí, existiendo solamente. Una columna en cambio, soporta un peso, divide espacio, tiene incluso propiedades, responsabilidades, posibilidades, funciones vitales, se extiende, tiene conexión con todo lo que le rodea, con los individuos que transitan a su alrededor, etc.
¿Qué relevancia adquiriría un grafismo en una columna? ¿El de la columna o el del grafismo? Posiblemente, el interés se centraría en algo tan insignificante como una marca en una estructura inmaculada.

El peso de las formas, la importancia que mantienen, el fin que poseen... todo no es nada con lo que nuestra mente les atribuye mediante las ideas preconcebidas que tenemos al respecto y las que van surgiendo cuando nos damos cuenta de que están ahí, hablando y distribuyendo el mundo.

Paredes, linea, muro, puerta, ventana, estancia.
¡CUERPO!... Relación...

jueves, 17 de febrero de 2011

Ment i cos


Observa les relacions del cos i l'espai, ordena les idees i fixa moviments conseqüents.

Observa las relaciones mentales del cuerpo y el espacio que te rodea, ordena las ideas y fija movimientos consecuentes.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Reflexión: Día 3


Si alguien no jugó alguna vez al juego de no pisar la línea de las baldosas o las baldosas de un cierto color, es que no tuvo infancia (o no tenía baldosas, sólo suelos de hormigón liso...).
En la más extrema de la soledad infantil, resulta un pensamiento espacial repentino que, sin ser tradición ni un juego escrito, surge espontáneamente al darle a algo tan insignificante como es el mínimo hueco con forma lineal entre piedra y piedra, un valor positivo o negativo que no debe rozar con ningún extremo del zapato. Se supone que no ocurre nada físico si se pisa, pero la imaginación no hace pensar en un castigo, sino en una norma fácilmente ignorada sin perjuicio en su hecho.

Valorando modelos espaciales inventados e impuestos por uno mismo, desde el momento en el que se dice "de aquí no paso", "esto no lo haré", sin motivo, sólo por entretenimiento, llenando espacio temporal con conductas que no son nada funcionales a simple vista, y que no son simple entretenimiento, sino que suponen una comprensión diferente del espacio tal y como está concebido. Nadie puso una baldosa al lado de la otra para determinar un límite sino para seguir una constancia fijada por la lógica estética, que la persona que juega rompe para manipularla a su gusto. Una decisión que rompe el por qué de las cosas por antojo, sirviendo al capricho cognitivo de la mente en el espacio, y el pie en su suelo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Experiencias espaciales

Si cada linea cobra sentido en un espacio, será que el desarrollo del pensamiento performático actúa de manera lógica con nuestra situación en la realidad.

Si buscamos lo que nos mueve en cada sitio, lo que nos emociona, lo que nos convence, lo que deseamos hacer parte de nosotros, lo que nos hace saltar, reir, cantar (y otros verbos de escuela de primaria), sabremos dónde estamos.
Pasamos sin pena ni gloria por un sinfín de sitios a lo largo del día (el que no se encierra en su habitación, que al igual debería darse cuenta que al fondo del armario se forman unas pelusas estéticamente bastante sugerentes...), y no nos damos cuenta muchas veces de las emociones que nos transmite, que actúa directamente sobre nosotros y nos lleva a actuar consecuentemente de una forma. Es como una imagen subliminal dentro de la superliminalidad de la realidad que nos rodea.

Así, cuando hace dos días iba mirando al suelo, hacia los baldosines de forma cuadrángular de 10x10 de las aceras que muchas veces me hacen tropezar con el patinete, levanté la vista y observé unas reformas que realizaban en un jardincito. Estaban colocando tierra de color marrón, levantando lo que ya había plantado, y restaurando lo que ya había (supongo, porque no había nadie trabajando). Y de repente me había saltado una bifurcación en el camino y me estaba yendo hacia otro lado, alejándome del camino preseleccionado.
El poder visual hace que lo que nos parece interesante nos atraiga de tal forma que olvidamos lo que realmente deseamos por un momento, y lo sustituimos por la ambición de llegar al final del asunto, saliendo de la monotonía que nos hace seguir una constante en el camino. Es tan poderosa que anula la mente llevándonos hacia donde otros quieren (sé que la intención de los obreros no era impedirme llegar a mi casa a comer). Indirectamente, la belleza (belleza como útil) de lo cotidiano pasó a manos de algo extraordinario dentro del recorrido trazado. Se podría comparar a las escapadas improvisadas en un fin de semana cualquiera, que no es para nada extraordinaria (porque si vas a hacer una escapada, lo vas a hacer un fin de semana), pero en cambio te atrae como una novedad fuera de lo que es "normal".

Otra experiencia espacial que tengo, no es nada puntual.
Según el espacio que nos encontremos, reaccionamos de una manera u otra, debido a las leyes (escritas o no), tanto sociales como personales, los modales, el saber estar... Pero las reacciones involuntarias también son inevitables, como cuando en el portal de tu edificio, cuando llegas a él, justo después de apretar el botón del ascensor, los sentidos se alteran, saben dónde te encuentras, tus piernas saben que no tienen que moverse, tu cuerpo tiene que esperar a que el maldito cacharro que nos hizo la vida más fácil, baje. Lo saben. Saben que tienen que esperar un rato. Lo saben lo suficientemente como para que el sentimiento de micción haga su aparición.

Son momentos de los que no nos damos ni cuenta, que estamos atrapando información constantemente, con lo que vemos, con lo que escuchamos, con lo que sentimos, con lo que olemos.... pero también con lo que sabemos, con lo que dialogan el espacio en el que nos encontramos. Esa información es una constante, pero tanto la que recibimos, como la que generamos.

Las personas son como líneas dentro del espacio, relaciones interperso-espaciales.
Líneas como vínculos de uniones entre las propias lineas.

Reflexión: Día 2

Una pena empezar algo que sabes que no va a ir a más gracias a la ayuda de tu mejor amiga la pereza y la inconstancia, que hace que tus actos anteriormente proyectados con ilusión, se convierta en una semirrecta de punto y coma.

Los recorridos visuales son poderósamente atrayentes. Juegan con el bienestar de la mirada volcándola hacia donde el capricho del trazador la manda, siguiendo la orden gráfica o imaginaria de su voluntad, extensión de su cuerpo y de su mente que ordena al subconsciente que le obedezca sin cuestionarse si es una lectura coherente, incoherente, si tiene que ver con uno mismo o si lo que espera al final es un precipicio hacia el vacío más absoluto.
Teniendo en cuenta que cada persona no es tan diferente a la que pueda tener al lado, es de suponer que toda la masa que sigue una simple linea en pos de una recompensa irracionalmente anhelada (no instintivamente) tiene la cadencia de ese recorrido en su vida. Por eso la desea, la sigue, la construye a partir de los deseos de otro individuo fuera de ellos, y consiguen lo que quieren, una ilusión, un algo, un concepto en un contexto para completar su existencia.

El deseo de completarse a uno mismo nace del desconocimiento parcial de su propia existencia.

jueves, 10 de febrero de 2011

Reflexión: Día 1


Las líneas que ocupan espacios, conquistan una zona, un aire, un mundo en general, basada en la acotación de la visión y sentimiento humano a partir de los sentidos que ponen a nuestra disposición la posibilidad del conocimiento del lugar que nos rodea, que imaginamos, que concebimos a partir del pensamiento que nos hace un ser, ya no racional, sino existencial por la mismísima razón de existir.

Batuta del pensamiento aquella que se utiliza para guiarse por un algo un tanto extraño que intentamos poseer a partir de algo que no es real, solamente en el estado pensativo autónomo en el que nos encontremos al desearlo. Recorrido sensitivo, escalofriantemente simple que hace dirigir la mirada con los ojos cerrados por un espacio infinito, de sobra sabido inabarcable, pese al intento de buscar un instrumento grandiosamente inferior como una línea de dos pixeles, uno, medio, un cuarto, medio cuarto, un cuarto de cuarto, medio cuarto de un cuarto, un cuarto de cuarto de cuarto, un medio del cuarto de un cuarto de un cuarto...


La insignificancia que controla ridículamente la grandiosidad.
¿Sentimiento de inferioridad frente al del colectivo?