miércoles, 10 de agosto de 2011

Gestión d'espais

El cap a vegades crea vincles molt extranys passat un temp y observant les coses amb perspectiva.

La cabeza a veces crea vínculos muy extraños pasado un tiempo y observando las cosas con perspectiva.




Referente a mi proyecto artístico del último año Gestión d'espais, realizaré el desglose de cada uno de los puntos en los que se va desarrollando, comenzando por el título.

Hace ya dos meses finalicé el proyecto con una cierta satisfacción al haber realizado un buen trabajo, que tenía principio y final y remarcaba de alguna manera principios estéticos y conceptuales que llevo trabajando a lo largo de 3 años. Gestión d'espais hace referencia en primer lugar al sujeto que elabora el producto, el gestor, la mente pensante, el dueño de la situación, el que posee el control, el conocimiento y la lógica de la preparación y el desenvolvimiento de la formalización; el demiurgo en todo este complejo dogmático. "D'espais", en catalán, hace referencia al espacio intervenido, la materia contaminada, el objeto, la víctima de la situación; Barcelona.


Todo consiste en la intervención parcial del espacio de una forma generalista, a partir de puntos y rutas localizados, localizables, estudiados, comprendidos, hallados y a la vez improvisados. Se ataja a la ciudad como un organismo fraccionado en áreas, separadas por fronteras burocráticas y administrativas, amorales y físicamente inexistentes o apreciables para el individuo que las traspase.
Se precisa en primer lugar el proceso cognitivo de la ciudad, primeramente por los medios de comunicación que llevan hasta cada una de las zonas deseadas (las líneas de metro, autobuses y vías transitables). A partir de la información básica, se realizan diferentes estimaciones para que el recorrido de un lugar a otro tenga el mínimo costo posible tanto física como económicamente (la posibilidad de ir caminando, o realizando un trasbordo- que en Barcelona es gratuito). Varias de las rutas realizadas en el proyecto son consecuencia de estas cualidades de la ciudad: el recorrido se iniciaba en una parada de metro de una zona y se continuaba andando hasta otra zona, rompiendo las fronteras y uniendo dichas zonas.
Una vez conocido el trayecto, se intenta conocer la actividad de cada zona: lugares y días de recogida de objetos abandonados, hora de máxima actividad y el tránsito de viandantes. La interacción con los peatones es fundamental en la obra; sin ella no tendría ningún sentido la intervención en puntos que no estuvieran a los ojos de nadie, que no invitara al desconcierto de qué hace eso ahí.


Al concluir el proceso cognitivo de la ciudad, se procede a la acción. Cinta en mano, se acude a los lugares indicados para elaborar el objetivo dispuesto: un conjunto escultórico, ordenado a partir de líneas blancas de cinta de carrocero, que le da un sentido formalista y estructural a lo caótico de la calle. Una forma de postgraffiti que intenta dar de alguna manera importancia a lo que ya no lo tiene, a lo más efímero de todo lo que existe en una ciudad, sus residuos, los elementos vanos olvidados por sus antiguos dueños. Se le devuelve un pedazo de dignidad por un momento, transformándolo en un objeto distinto, cuidado, tratado, justo antes de su total desaparición. El cambio se produce a partir de la firma, de la prolongación de la visión del artista y consecuentemente del espectador, que observa que tiene algo diferente, que alguien pensó de otra manera en los objetos.
Tanta poesía es el resultado del simple hecho de interactuar con lo que nadie quiere (¿qué estudiante de Bellas Artes no se ha asomado nunca a un contenedor?). Se convierte en pieza todo el conjunto que se quiera abordar, se le da un orden, una figuración, un sentido, se le dota de tantas cualidades que deja de ser un olvido para convertirse en un presente. La geometrización del espacio adyacente se transforma en vía de comunicación visual entre el que observa y lo observado. La cinta, lo más efímero que se puede encontrar en esta intervención, pues es lo primero que se retira antes de eliminar el resto, no es solo cinta sino un instrumento de unión, división, formalización del pensamiento reflexivo del que realiza para ofrecérselo al que observa (la palabra "invitar" es muy típica y me da la sensación de que aleja a las personas y le quita sentimiento: ofrecer es dar, invitar es dar con un cierto "no me importa lo que hagas, ya lo he hecho, si lo coges bien y si no, pues también bien").


La detección, el seguimiento y el repaso visual de la extraordinaria composición encontrada en un sitio ilógico para una pieza, y su reflexión posterior son la consecuencia colateral a la experiencia, conexión e interacción del artista con la ciudad, que es el verdadero objetivo del proyecto, usando los elementos conceptuales y formales como medio del enriquecimiento personal.