martes, 28 de febrero de 2012

Sobre el tiempo


"Existe una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Esta cosa es el tiempo." 



Más quisiera que la frase citada fuera mía, pero (por gracia o por desgracia) pertenece al libro de Michael Ende, Momo.

Es de todos sabido que este elemento con el que contamos a nuestro favor y nuestra contra se nos escapa al entendimiento y al control. Es un aspecto de nuestra vida que va pasando como una pista de reproducción, según dije una vez en una clase de Filosofía, en el Bachillerato cuando me preguntaron mis compañeros que cómo pensaba que era el destino. La pista de reproducción es corta, según dicen algunos. Bueno, yo no la llevo mal.

¿El valor que le damos al presente, al día a día, es suficiente? Cuando va llegando el final nos damos cuenta de que hay que exprimir el tiempo al máximo, que, aunque veamos un vaso, tenemos que cogerlo, mirarlo, tocarlo, sentirlo, hasta acostarnos con él, según un compañero extasiado por esta reflexión. Pero, ¿no estamos ahorrando tiempo, ocupándolo con muchas cosas que hacer, manteniendo nuestra mente activísima, nuestro cuerpo en movimiento, sin pararnos un momento a reflexionar? ¿Es en verdad un ahorro o un gasto en cosas inútiles?

En el mundo visual, nos estamos acostumbrando a lo inmediato, a lo "cuanto más rápido, mejor", otro anuncio tras otro, a "jo, ¡cuantísimo dura este anuncio!", a la impaciencia y la voracidad de consumismo, un producto tras otro sin masticar y defecar sin digerir. La paciencia no tiene cabida en este mundo material en el que querer estar solo es imposible gracias al móvil, al wassap, el ordenador, los ojos vigilantes que te miran constantemente y controlan tus movimientos. La soledad, el paso del tiempo... ¿se disfruta la vida sin ello? No hablo de soledad física, hablo de un momento para ti, verdaderamente para ti.

Parar y respirar, eso es lo que necesitan algunos. ¡Desagobiarse, por Dios! Un momento para reflexionar, para ver, observar y disfrutar una imagen que a lo mejor esconde algo en lo que no se repara fácilmente y necesita segundos, minutos, horas, días o semanas (no digo años, no vaya a ser que sea demasiado tiempo).
La opulencia y el todo vale, ha hecho que la originalidad mande, y cuanto más excéntrico más original, pero eso no es todo lo que cuenta para ser original. Hay que sentir, disfrutar y mantener el disfrute más allá de cambiar la cosa que estamos haciendo en ese momento. Fija la mirada en otro sitio que no sea la televisión que a veces resulta un bombardeo de masajes de cerebro y por una vez no "veas"; haz el favor de contemplar y reflexionar aunque sea tu reloj, tus llaves, o ese hueso tan gracioso de tu muñeca, ¡yo que sé!

Tienes tu tiempo y no es corto. Convertirlo en el servicio de otros puede ser un error.

Contempla el arte y el mundo, pero contémplalo.