viernes, 15 de octubre de 2010

GERMEN - Barcelona


Es posible que yendo a casa, al colegio, al trabajo, a casa de algún conocido, hayas tenido que coger el metro en la ciudad de Barcelona en la que me encuentro ahora mismo. Al sentarte hayas visto a alguien abrir su mochila, coger un boli y seguidamente meterse la mano en el bolsillo, sacar un pequeño papel, seleccionado entre muchos, escribir una cosa por detrás y dejarlo en el asiento que deja libre, una vez ha llegado a su destino.
Al cogerlo movido por la curiosidad, y una vez comprobado que es una pequeña fotografía, se observa que en el dorso viene escrito la palabra GERMEN, un número a su lado, y la firma del autor: MARIOLOP.
Ese vagón ha sido infectado.
Infectado por la experiencia del tal Mariolop, de los recuerdos que dejó atrás mientras avanzaba el tren, de lo que una vez fue esfuerzo y se ha convertido en polvo efímero.

Mientras que el autor se ha bajado del tren y ha seguido su vida, como cada uno de nosotros, aquel tren, aquellas personas que en un momento le llegaron a rodear, forman parte de un breve momento de su vida, sin darle mayor importancia que la que cada uno le dan a él.
Caras serias, reflexivas, "pensamientos con los ojos cerrados", música ajena que tal vez no deberíamos estar escuchando, nada de interacción más que el ceder asientos o dejar pasos al subir y bajar. Pero todos callados, vidas silenciosas mientras se escucha el traqueteo del tren, contenedores de recuerdos a punto de explotar, impacientes por soltarlos o agustos por no hacerlos.

La intervención urbana que he ido realizando durante estos días, forma parte de mi experiencia en la ciudad, de mi conversión en una hormiguita más de la granja de hormigas.
He infectado estos vagones de metro y a su gente, invadiendo un minúsculo espacio, insignificante, con fotografías en miniatura de hojas de contactos del curso pasado, realizado en Aranjuez. Muchas de ellas conservan las imágenes capturadas para los trabajos para la universidad, con paisajes, situaciones y sobre todo gente que me acompañaron.
He impuesto una parte de mi experiencia pasada en mi situación presente, y tan pequeña puede ser la repercusión que susciten las imágenes en este mundo lleno de productos visuales cadentes de poética interpersonal (si no es lleno de intención comercial), como mi llegada a la gran ciudad, que parece importarle a poca gente con la que comparto trayecto.

¿De dónde vienes? ¿A dónde vas?
¿Me importa?